Homilías
16 DE JULIO: DOMINGO 15 DEL TIEMPO ORDINARIO
SEMBRAR EN LA ESPERANZA, homilÃa del P. Juan Vicente Catret, misionero en Japón
En Chile se celebra la Solemnidad de la Virgen del Carmen, Reina y Madre de nuestra Patria y Generala de nuestro Ej���©rcito. L���³gicamente la queremos destacar como Madre de nuestro pueblo y la invocamos pidi���©ndole que interceda ante su Hijo como lo hizo un dÃ��Ã�ÂÂa en Can���¡ de Galilea, para que no nos falte la alegrÃ��Ã�ÂÂa, la alegrÃ��Ã�ÂÂa de vivir en nuestro hermoso paÃ��Ã�ÂÂs... y que jam���¡s perdamos la esperanza de hacer de Chile un paÃ��Ã�ÂÂs de hermanos. (JJV)
La Liturgia de la Palabra se centra hoy en la Parábola del Sembrador. Se trata del encuentro entre la generosidad de Dios y la libertad humana como respuesta a esa palabra generosa del Dios Padre.
La primera lectura del profeta Isaías, nos habla del poder de la Palabra divina: “como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecudarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come; así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo”.
Luego, en la segunda lectura, S. Pablo nos habla de la expectación general de todas las criaturas: “La creación expectante está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios”...
Y Jesús, en el evangelio se muestra como el Sembrador de la Palabra divina. Lo hace con esperanza de que producirá fruto, sin mirar a dónde cae la semilla, si en terreno bueno y generoso, o al borde del camino, o entre piedras y zarzas...Jesús sigue creyendo que la semilla de su palabra se abrirá camino, produciendo diez o sesenta o cien por cien de fruto...Esos terrenos son nuestros corazones: apegados a lo caduco o con hambre de lo eterno...Jesús espera. Y su mensaje exige nuestra respuesta...¿Somos corazones blindados o abiertos? ¿Paladares incapacitados para degustar la verdad, belleza y bondad del Evangelio? ¡Queremos dar el mayor rendimiento cristiano a nuestras vidas! La parábola del sembrador nos proyecta no hacia el futuro, sino hacia el presente de nuestras vidas. Pidamos para todos que “el corazón de piedra” se convierta en un “corazón de carne”...blando, acogedor de la Palabra de Jesús en el evangelio.
El Papa Francisco dice que, cuando un cristiano no vive una adhesión fuerte a Jesús, “pronto pierde el entusiasmo y deja de estar seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie”.
Quiero concluir con una poesía del poeta cordobés Mario López (1918-2003) titulada:
SEQUÍA
¡Señor! Sembrando están los labradores
sobre los campos de este otoño el trigo
más entrañable que sembrando se haya
desde que el mundo por tu pulso late.
¡Señor! El labrador está sembrando
y abre su mano y temerosamente
deja en el surco su esperanza como
un riego de volubles pajarillos.
¡Señor! Esta semilla es ya la última
que el labrador guardaba en su granero
y Tú lo sabes y nosotros nada
sabemos: solamente en Ti confiamos...
¡Señor! ¡El labrador está sembrando!
Pena de montes e inquietud de valles
el seco lecho de los ríos cubre
mientras brillan, sin lágrimas, tus astros...
¡Señor! ¡Señor! Los labradores siembran
sobre esta tierra donde ya no hay llanto,
y acaso tu castigo es esta inmensa
sequía de amor que agrieta nuestras almas.
----- ----- ----- ----- ----- ----- ----- ----- -----.
Lecturas del Domingo 15º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 16 de julio de 2017
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (55,10-11):
Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 64,10.11.12-13.14
R/. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto
Tú cuidas de la tierra,
la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R/.
Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R/.
Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R/.
Las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-23):
Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Palabra de Dios
Evangelio del domingo
196
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-23):
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»
Palabra del Señor
29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA
MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET
Ofrecemos la homilÃa que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)