Homilías
3 DE ABRIL: DOMINGO SEGUNDO DE PASCUA
LAS DUDAS DE TOMÃS APÓSTOL
Este segundo domingo de Pascua nos presenta a Jesús en su “oficio de consoladorâ€, como dice S. Ignacio en su libro de “Ejercicios Espirituales†al contemplar a Jesucristo resucitado. “Consolador†de sus apóstoles reunidos temerosos en la casa del Cenáculo, primero 10 de ellos, y luego 11 cuando estaba ya presente Tomás.
LAS DUDAS DE TOMÁS APÓSTOL
Este segundo domingo de Pascua nos presenta a Jesús en su “oficio de consolador”, como dice S. Ignacio en su libro de “Ejercicios Espirituales” al contemplar a Jesucristo resucitado. “Consolador” de sus apóstoles reunidos temerosos en la casa del Cenáculo, primero 10 de ellos, y luego 11 cuando estaba ya presente Tomás.
En este magnífico evangelio de S. Juan, en la primera parte podemos gustar los 5 dones del consolador Jesucristo resucitado, a saber: 1) la paz (Shalom) que borra el miedo; 2) el gozo de verle vivo y resplandeciente; 3) la misión de ir por todo el mundo evangelizando y bautizando a los que crean; 4) el Espíritu Santo, soplando sobre ellos como hizo el Creador sobre Adán; 5) el perdón de los pecados. Decía Jung que entre los muchos depresivos que había tratado en su vida, solamente 4 eran católicos, ya que ellos encuentran remedio en la confesión de sus pecados. Y cuando se le dijo a Chesterton que “era morboso confesar los pecados”, él dijo que “lo morboso era no confesarlos y dejar que se le pudran a uno por dentro”. ¡Qué gran don el perdón de los pecados que Jesucristo hace a su Iglesia!
Pero Tomás estaba ausente. Y cuando sus compañeros apóstoles le dijeron con gran alegría que habían visto al Señor resucitado, como buen tozudo materialista que aún era exclamó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos...y no meto la mano en su costado, no lo creo”.
Y Jesús, consolador condescendiente, se vuelve a aparecer a todos y le dice a Tomás: “Trae tu mano y métela en mi costado”. Tomás cae de rodillas exclamando ahora: “¡Señor mío y Dios mío!” Y Jesús le contesta con esas dos frases lapidarias: “¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto”. Jesucristo nos está diciendo que son dichosas esas generaciones de 20 siglos de Cristianismo, en que millones de hombres y mujeres han creído en Jesucristo resucitado, porque le han visto con los ojos iluminados de la fe y el amor en sus corazones...Con ojos limpios, dando ese salto de fe, haciendo la experiencia de que Jesús es “el Camino, la Verdad y la Vida”. Todos esos cristianos gustamos esas palabras de Jesucristo resucitado en la segunda lectura de este domingo tomada del Apocalipsis:
“No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y ya ves, vivo por los siglos de los siglos; y tengo las llaves de la Muerte y del Infierno”.
El beato Cardenal Newman, queriendo excusar a Tomás dijo en un sermón:
“Así pues, santo Tomás amaba a su Maestro como un verdadero apóstol y se puso a su servicio. Pero cuando lo vio crucificado, su fe se debilitó por un tiempo, al igual que la fe de los demás y más que la de los demás. Se aisló, rechazando el testimonio no de una sola persona, sino de los otros diez, de María Magdalena y de las otras mujeres. Parece que necesitaba una prueba visible de lo que es invisible, de un signo infalible venido del cielo para calmar su angustia nostrándole el fin del camino en el momento de ponerse en marcha. Habitaba en él un secreto deseo de certidumbre, y este deseo surgió de nuevo ante la noticia de la resurrección de Cristo. Nuestro Salvador consiente a su debilidad, responde a su deseo, pero le dice: Porque me has visto, Tomás, has creído. Dichosos los que crean sin haber visto. Es así como le sirven todos los discípulos, con toda su debilidad, para que Él la transforme en palabras de enseñanza y consuelo para su Iglesia”.
Y Tomás fue luego a predicar el evangelio, muriendo mártir en el Malabar de la India, y S. Francisco Javier en el siglo 16 rezó ante su tumba.
Quiero concluir con un soneto del poeta salmantino José García Velázquez, nacido en 1961, que además es un médico pediatra en Segovia, y se titula:
AL APÓSTOL SANTO TOMÁS
Con tu mano en su costado,
compruebas con asombro la certeza
que no logró acomodo en tu cabeza
hasta ver a Jesús resucitado.
Para siempre en la historia han quedado
tus palabras en boca del que reza
“Señor mío y Dios mío”, y la dureza
con quienes te lo habían avisado.
Alimenta mi fe tu incertidumbre
cuando metes en las llagas tus dedos
y mis sombras encuentran quien alumbre
la verdad más profunda de mi Credo;
tus dudas para mí son reciedumbre
que aleja los fantasmas de mi miedo.
j.v.c.
29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA
MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET
Ofrecemos la homilÃa que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)