Homilías

27 DE MARZO: DOMINGO DE LA RESURRECCIÓN

¿NUESTRO ROSTRO ES UN ROSTRO DE RESUCITADOS?

Esta frase del título de esta homilía es del novelista católico francés George Bernanos (1888-1948) y sugería él que nos hiciéramos esa pregunta mirándonos ante un espejo...

    ¿NUESTRO ROSTRO ES UN ROSTRO DE RESUCITADOS?

 

  Esta frase del título de esta homilía es del novelista católico francés George Bernanos (1888-1948) y sugería él que nos hiciéramos esa pregunta mirándonos ante un espejo...

  ¿Cómo es un rostro de resucitado? ¿Por qué tenemos que tener esa cara?

Un rostro de resucitado está siempre sonriente, alegre, en paz interior, con bondad y fortaleza que supera todas las desgracias y penas internas y externas, incluso el dolor físico, porque si en el Oriente se dice que “dentro del dolor hay silencio”, nosotros podemos añadir: “dentro del dolor ofrecido al Señor de la Cruz y de la esperanza de la Resurrección hay paz e incluso gozo”.

  En la primera lectura, Pedro nos dice que el “Jesús que pasó haciendo el bien...lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver”...

  En la segunda lectura, Pablo nos dice que “ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo...porque vuestra vida está con Cristo escondida en Dios”...

 Y en el clásico evangelio de Juan, todos corren: María Magdalena, Pedro y Juan hacia un sepulcro vacío...y Juan “vio y creyó”.

  Y nosotros también tenemos que correr (el más ignaciano de más fervor y amor) y creemos que Dios no es el de la muerte sino el de la vida. Nuestra vida cristiana es ponernos, como si fuera un chaleco interior bien prieto, la “forma pascual” de Jesucristo, es decir compartir su muerte y resurrección, muriendo al pecado y resucitando a una vida plena, de donde nos nace esa alegría de “rostros de resucitados”. Tenemos que dar testimonio de esos dos aspectos y más en este año de la misericordia: de la compasión y servicio de amor.

  S. Ireneo de Lyon (130-202) escribió esta preciosa frase: “La gloria de Dios es el hombre vivo”. Y en el siglo 20 el jesuíta L. Boros la tradujo libremente diciendo: “A Dios quien mejor le honra es el hombre más lleno de vida y con más ganas de vivir”.

  Y San Juan Crisóstomo predicó así:

  “¡Entrad todos en el gozo de vuestro Amo! Primeros y últimos, ricos y pobres, vigilantes y holgazanes, los que habéis ayunado y los que no lo habéis hecho, alegraos todos hoy. El festín está a punto, venid, pues, todos. El ternero cebado está servido, que nadie se marché hambriento. Gozad todos del banquete de la fe, venid a sacar el tesoro del pozo de la misericordia.

  Que nadie deplore su pobreza, porque el reino ha llegado para todos; que nadie se lamente de sus faltas, porque el perdón ha brotado del sepulcro; que nadie tema la muerte, porque la muerte del Señor nos ha librado de ella. Ha destruido la muerte Aquel al que la muerte había apresado; ha despojado al infierno Aquel que ha descendido a los infiernos”.

Quiero concluir con el soneto de poeta madrileño Juan Polo Laso (1935-2010)

 

                  DOMINGO DE PASCUA

 

                Y vencida la muerte, se levanta

como flecha lanzada, sin espera,

              -rosa bermeja, espiga, enredadera-

              que a la cima del padre se adelanta.

 

                Tanta voz, tanto sol, frescura tanta,

              la tierra queda oliendo a primavera,

              mientras Él se dispersa en la hoguera

              de gozo y luz, que su victoria canta.

 

                 Y aquí entre roca y cielo ¡cuánta altura!

              la sangre ya salvada goza altiva

              y la palma se alegra alborotada.

 

                 La mañana se aliena en su blancura,

              el alma se enardece, flor cautiva,

              y el viento corre fresco en la enramada.

 

                                                j.v.c. 


Música

29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA

MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET

Ofrecemos la homilía que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)