Homilías

24 DE ENERO: DOMINGO TERCERO ANUAL

ESTAMOS CONFIADOS A LA PALABRA DE DIOS, desde Tokyo por Juan Vicente Catret S.J.

Las tres lecturas bíblicas de este domingo, me han hecho recordar una frase que el Cardenal Martini, de feliz memoria, les dijo cuando era Arzobispo de Milán a sus recién ordenados sacerdotes: “No os confío a vosotros la Palabra de Dios, sino que os confío a vosotros a la Palabra de Diosâ€. Es muy distinto pretender interpretar la Palabra de Dios con nuestra inteligencia y si queréis también con el corazón, que el que estamos todos confiados a esa Palabra de Dios que nos corta, talla, pule para que seamos como Ella quiere, más cristianos, más testigos del evangelio".

       24 DE ENERO: DOMINGO TERCERO ANUAL

 

      ESTAMOS CONFIADOS A LA PALABRA DE DIOS

 

  Las tres lecturas bíblicas de este domingo, me han hecho recordar una frase que el Cardenal Martini, de feliz memoria, les dijo cuando era Arzobispo de Milán a sus recién ordenados sacerdotes:

 

  “No os confío a vosotros la Palabra de Dios, sino que os confío a vosotros a la Palabra de Dios”. Es muy distinto pretender interpretar la Palabra de Dios con nuestra inteligencia y si queréis también con el corazón, que el que estamos todos confiados a esa Palabra de Dios que nos corta, talla, pule para que seamos como Ella quiere, más cristianos, más testigos del evangelio.

 

  Es la Palabra de Dios la que reconstruyó al pueblo elegido después del exilio de Babilonia, tal como lo narra Nehemías en la primera lectura de hoy:

“Esdras leyó el libro en la plaza...en presencia de hombres, mujeres...Todo el pueblo estaba atento al libro de la ley...Hoy es un día consagrado a nuestro Dios...No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza”.

 

  Las reacciones del pueblo ante la Palabra de Dios son dos: temor y gozo.

Porque la Palabra de Dios es espada de doble filo: penetra, corta el mal...todo eso que nos produce “temor” por nuestras faltas y pecados, lo separa del bien, que nos produce alegría y “gozo”.

 

  Y luego podemos salir con Jesús a llevar ese gozo al mundo...Todos, como miembros distintos pero unidos en un solo Cuerpo místico de Cristo, tal como lo explica S. Pablo en la segunda lectura de hoy...

 

  Todos recibimos ese mensaje de la Palabra de Jesús pronunciado en la sinagoga de Nazaret: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor”.

 

  Para anunciar este “Año jubileo de la Misericordia”. Ese mensaje que es el “vino nuevo” de las bodas de Caná, el programa de Jesús que trae la libertad de todas las cautividades y opresiones que encadenan al ser humano; luz que nos ilumina, vino de amor y alegría.

 

  San Ambrosio lo predicaba así: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”... “Sacia tu sed en el Antiguo Testamento para, seguidamente, beber del Nuevo. Si no bebes del primero, no podrás beber del segundo. Bebe del primero para atenuar tu sed; del segundo, para saciarla completamente. Bebe de la copa del Antiguo Testamento y del Nuevo, porque en los dos es a Cristo a quien bebes. Bebe a Cristo, porque es la vid, es la roca que hace brotar el agua, es la fuente de la vida... Bebe a Cristo para beber de la sangre de tu redención y del Verbo de Dios... Bebe, pues, y no esperes más, y una gran luz te iluminará: no la luz normal de cada día, del sol o de la luna, sino esa luz que rechaza la sombra de la muerte”.

 

  Termino con la poesía de Casiano Floristán titulada:

 

  LA PALABRA DE DIOS

 

  Tu palabra, Señor, es evangelio

anunciado en los confines de la tierra.

Está en las Escrituras, está en los pobres,

se siembra en el otoño y brota en primavera.

 

  Tu palabra, Señor, llegó a nosotros

con esperanza nueva,

como un grito en la noche

que alerta al centinela.

 

  Tu palabra, Señor, la transmitieron

nuestros padres a sus hijos.

Hoy queremos que se encarne

en nuestros entresijos.

 

  Tu palabra, Señor, es fuerza y lucha,

es sal, es luz y es levadura.

Es paz en armonía,

es convocatoria juvenil

que invita a la alegría.

 

  Bendita es la palabra del Señor,

Proclamada en comunidad de hermanos.

Cantad un cántico gozoso

y aplaudan calurosas nuestras manos.

 

  j.v.c. 


Música

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