Homilías

ÉSTE ES MI HIJO

SEGUNDO domingo de Cuaresma: 25 de febrero 2024

Entregaré lo mejor que tengo: MI HIJO

¡ÉSTE ES MI HIJO!

 

¡Cuántas veces hemos escuchado esta frase, ya sea de un padre o una madre que se sienten orgullosos del joven brillante que años atrás tuvieron en sus brazos! También hemos escuchado con emoción “¡Ésta es mi hija!” o incluso con mayor emoción “Ésta es nuestra hija”.

 

También sucede que, ante los errores, caídas o fracasos de los hijos o hijas, sus padres traten de ayudarles, sufran con ellos profundamente, pero asuman la dura realidad con resignación diciéndose: “Es nuestra hija… es nuestro hijo”

 

Los sentimientos de paternidad y maternidad son una hermosa realidad de nosotros, los humanos, que tiene bastante que ver, pero va más allá de los instintos animales de cuidado y protección de sus crías, polluelos o cachorros.  Es hermoso que estos sentimientos existan y sería muy triste que se perdieran. Hay que cuidarlos y conservarlos. También se dan en la paternidad y maternidad por adopción.

 

Algo semejante, aunque no tan fuerte, es lo que sienten los buenos maestros con sus discípulos. En el plano de la creatividad, existe una cierta paternidad en las obras de arte, obras literarias, poéticas o musicales.

 

¿Por qué estamos abordando el tema de la PATERNIDAD en este segundo domingo de la Cuaresma? Porque aparece en las tres lecturas bíblicas, tanto en el libro del Génesis, del Antiguo Testamento, como en el Evangelio de San Marcos y la carta de San Pablo a los romanos, estos últimos dos, del Nuevo Testamento.

 

En el libro del Génesis vemos el caso de Abraham a quien Dios, para probar su Fe, le pide que sacrifique a su hijo Isaac. Abraham está dispuesto al sacrificio, pero Dios lo detiene. Era una prueba de Fe. La actitud de Abraham fue de ENTREGA Y DONACIÓN. Dios lo recompensa, dándole una innumerable descendencia.

En el Evangelio de San Marcos vemos el episodio del monte Tabor, donde los discípulos Pedro, Santiago y Juan ven a Jesús transfigurado, escoltado por Moisés y Elías y escuchan la voz del Cielo que les dice: “Éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. Es el propio Dios que está ENTREGANDO a su Hijo a todos sus discípulos.

En la carta a los romanos, san Pablo los anima a creer en la bondad de Dios que tanto nos ama y que nos ha ENTREGADO a su propio Hijo.

En los tres casos bíblicos tenemos a un PADRE que ENTREGA al HIJO.

 

Volvamos a nuestros padres y madres de hoy. Podemos observar dos actitudes básicas frente a los hijos o hijas:  POSESIÓN o DONACIÓN.  También se puede dar en los profesores o educadores con sus alumnos, discípulos o cursos.

El padre POSESIVO dirá: “Éste es mi hijo; yo hago con él lo que quiero; él estudiará lo que yo le diga y trabajará en lo que yo le encomiende”. La madre posesiva dirá: “Ésta es mi hija; yo veré con quién se va a casar”.  Peor aún sería el caso de la madre embarazada que se dijera “la criatura es mía; yo veré lo que hago con ella”. Algunas de estas actitudes, que ahora nos hacen reír, se han dado mucho en el pasado. La última, ahora nos hace temblar.

La reacción actual frente a la actitud posesiva nos lleva a correr el peligro del extremo contrario, cuando los padres se desentienden de la educación y formación de sus hijos y éstos se conducen con una libertad mal entendida que no los conduce a nada bueno.

 

¿Cuál es la actitud correcta que nos enseñan las lecturas bíblicas de hoy?  La DONACIÓN: Paternidad o maternidad NO DE POSESIÓN SINO DE DONACIÓN.

Es mi hijo; es mi hija; son nuestros hijos e hijas. Nosotros los criamos y educamos, procurando darles la mejor formación, no pensando en nuestro provecho personal sino con la intención de ENTREGARLOS a Dios, a la Comunidad, a la Patria, al Mundo.

Preguntas para la reflexión:

  1. ¿Nos damos cuenta que el mayor regalo que pueda habernos hecho Dios ha sido darnos a su Hijo Jesús?
  2. ¿Somos posesivos como papá o mamá?
  3. Si somos papá o mamá, ¿hemos procurado equilibrar el profundo afecto y cariño a los hijos, educándolos en una libertad bien administrada para el servicio de los demás?
  4. ¿Nos damos cuenta que la mayor alegría para padres, madres, maestros o educadores está en ver que sus hijos o discípulos están sirviendo a Dios, a la Comunidad, a la Patria o al Mundo?

 

 

 

 

 

 

 

 


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