Homilías

MATICES EN LA ALEGRÃA… ALIVIO EN LAS PENAS

Quinto Domingo del Tiempo Ordinario (4 de febrero de 2024)

Las penas y alegrías comparten nuestra vida

MATICES EN LA ALEGRÍA… ALIVIO EN LAS PENAS

Los trozos bíblicos de este domingo nos enfrentan a dos realidades que coexisten no solamente en nuestra vida personal sino también en muchos de la gente que nos rodea, en las familias, en los países y en el mundo. Es el contraste entre la satisfacción de estar gozando de buena salud con la angustia de estar pasando por una depresión u otra enfermedad cuyo origen no se ha podido detectar. Es el contraste entre vivir en un ambiente de seguridad y paz frente a la angustia de estar viviendo en una guerra sin esperanza que ésta termine. Es el contraste entre la alegría y el dolor.

 

En la primera lectura bíblica, tomada del Antiguo Testamento, vemos el caso de una persona horriblemente deprimida. Se trata del “paciente Job”. No es un personaje histórico. Es una figura literaria que pretende enseñarnos las virtudes de una persona buena y justa que es probada por una suma creciente de calamidades a las cuales se añaden la incomprensión de los suyos y hasta las burlas de quienes habían sido sus amigos. Job enseña a sus contradictores que hay que seguir confiando en Dios. El final de la historia de Job es que recupera su salud, familia y bienes.

En el Salmo, también del Antiguo Testamento, rezamos que el Señor: “sana a los que están afligidos y les venda sus heridas”. Y eso fue lo que le sucedió al “paciente Job”.

 

En el trozo del Evangelio de San Marcos vemos a Jesús sanando enfermos, devolviendo salud y vitalidad no solamente a la suegra de Pedro sino también a abundantes enfermos y endemoniados que confían y han acudido a Él en Cafarnaum. Jesús, después de sanarlos, asegura a sus discípulos que a eso ha venido y por esta razón quiere seguir recorriendo pueblos y regiones: para anunciar su Buena Noticia, haciendo que esta buena noticia se convierta en realidad para los sufrientes.

Vemos que en Jesús se cumple lo que rezamos en el salmo: “sana a los que están afligidos y les venda sus heridas”.

En la segunda lectura bíblica de hoy, Pablo quiere convencernos que no podemos desentendernos de la evangelización. Ser “evangelizadores” es nuestra misión.  La Buena Noticia de Jesús no es sólo para regocijarnos, guardándola para nosotros, para gozarla y disfrutarla. “¡Ay de mí si no evangelizo!”, dice San Pablo y debiéramos decir cada uno de nosotros. Yo haría muy mal si me guardara este maravilloso tesoro para mí. ¡Tengo que compartirlo!

 

Nosotros nos preguntamos:

  1. ¿Abro mi corazón con infinita gratitud al Señor por todos los bienes que he recibido de su mano a lo largo de mi vida y existencia?
  2. ¿En el dolor, la tristeza o la enfermedad, ¿acudo al Señor, confiando en que me va a socorrer, aliviar o sanar, devolviéndome la alegría y la vitalidad?
  3. ¿Procuro sentir y gustar la Buena Noticia de Jesús, asumiendo sin temor la misión de trasmitirla?
  4. ¿Estoy dispuesto a socorrer a otros, tal como el Señor me ha socorrido a mí?
  5. ¿Abro mis ojos al dolor del mundo y hago lo que está de mi parte para aliviarlo?


Música

29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA

MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET

Ofrecemos la homilía que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)