Homilías

LA ESTRELLA IGNACIANA

31 de julio: SAN IGNACIO DE LOYOLA

SI LEEMOS CON ATENCIÓN LOS TEXTOS BÃBLICOS, APROVECHAREMOS MEJOR LA HOMILÃA

PRIMERA LECTURA

 

(Los mandamientos están muy a tu alcance para que puedas cumplirlos).

 

Lectura del libro del Deuteronomio

30, 10-14

 

En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: “Escucha la voz del Señor, tu Dios, que te manda guardar sus mandamientos y disposiciones escritos en el libro de esta ley. Y conviértete al Señor tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma.

Estos mandamientos que te doy, no son superiores a tus fuerzas ni están fuera de tu alcance. Por el contrario, todos mis mandamientos están muy a tu alcance, en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirlos”.  Palabra de Dios.

 

 

SALMO RESPONSORIAL

Sal 18, 8. 9. 10. 11

 

R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

 

La ley del Señor es perfecta

y reconforta el alma;

inmutable es la palabra del Señor

y hace sabio al sencillo. R.

 

Los mandamientos del Señor son rectos

y alegran el corazón;

son luz los preceptos del Señor

para alumbrar el camino. R.

 

La voluntad de Dios es santa

y estable para siempre;

la ley del Señor es verdadera

y enteramente justa. R.

 

Más deseables que el oro

y las piedras preciosas,

las normas del Señor son dulces,

como la miel de un panal. R.

 

 

SEGUNDA LECTURA

Háganlo todo para gloria de Dios.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios  (10, 31–11, 1)

 

Hermanos: Todo lo que hagan ustedes, sea comer, o beber, o cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de Dios. No den motivo de escándalo ni a los judíos, ni a los paganos, ni a la comunidad cristiana. Por mi parte, yo procuro dar gusto a todos en todo, sin buscar mi propio interés, sino el de los demás, para que se salven. Sean, pues, imitadores míos, como yo lo soy de Cristo. Palabra de Dios.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

EE [104]

 

R. Aleluya, aleluya.

Que Dios nos conceda conocimiento interno del Señor,

que por nosotros se ha hecho hombre,

para que más lo amemos y lo sigamos.  R. Aleluya.

 

EVANGELIO

(Te seguiré a dondequiera que vayas).

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

9, 57-62

 

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: “Te seguiré a dondequiera que vayas”. Jesús le respondió: “Los zorros tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”.

A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”.

Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

Palabra del Señor.

 

 

 

HOMILIA

 

En el día de San Ignacio, queremos iluminar nuestra reflexión ayudados con un texto del Antiguo Testamento, otro de San Pablo y el Evangelio de San Lucas.

Primero, queremos tomar conciencia que, aunque a Dios no lo vemos, Él se nos hace presente y nos habla: “Escucha la voz de tu Dios”, dice Moisés al pueblo, al transmitirles los diez mandamientos. La verdad es que Dios, más que en las tablas de piedra, escribe sus mandamientos en nuestros corazones, en nuestra conciencia. En el salmo hemos reconocido que la ley del Señor, ésa que fue escrita no sólo en las tablas de Moisés, sino en nuestros propios corazones, esa ley es perfecta.

Si la ley del Señor la asumimos como propia y así la vivimos, entonces estaremos dando gloria a Dios, como nos dice san Pablo en la segunda lectura. Daremos gloria a Dios en todo lo que vayamos haciendo y viviendo. Es justamente lo que nos indica San Ignacio en su lema “para mayor gloria de Dios”.

Ese Dios a quien queremos dar gloria, ese Dios eterno e invisible, ese Dios quiso mostrársenos visible en la persona de su Hijo Jesús. Así, quiso demostrarnos que no sólo era todopoderoso y eterno. Quiso demostrarnos que era un Padre amoroso que nos da a su Hijo por amor. Éste es el Hijo que nos invita a seguirlo: Jesús, Hijo de Dios y Hermano nuestro, como lo hemos visto en el Evangelio de hoy. Él llamó a Ignacio y le dijo “sígueme”, como hoy nos lo dice a nosotros.

Seguir a Jesús hoy, es en su Cuerpo, que es la Iglesia. Así lo entendió Ignacio, presentándose al Papa, ofreciendo a su grupo de compañeros para los servicios que fueren necesarios.

Como las necesidades de la Iglesia, tanto entonces como ahora, son ilimitadas, y nuestras capacidades tienen un límite, nos vemos en la necesidad de discernir qué ofrecer y por dónde empezar.

Para discernir adecuadamente, necesitamos la gracia y la luz de Dios que la buscamos en la oración.

Resumiendo, San Ignacio nos ofrece hoy su espiritualidad en cinco puntos: Son los CINCO PUNTOS DE LA "ESTRELLA IGNACIANA". Ésta es la base de la ESPIRITUALIDAD IGNACIANA.

  1. Sentido de Dios, cuya gloria se manifiesta en nosotros
  2. Seguimiento de Jesucristo, Dios hecho hombre por nosotros
  3. Jesús, presente en su Iglesia, su Cuerpo místico
  4. La Iglesia necesita y espera nuestro servicio
  5. Para servir mejor, necesitamos discernir, iluminados en la oración. 

 

CREDO

ORACIÓN DE LOS FIELES

 

En este día de San Ignacio, pidámosle al Señor que la espiritualidad del Santo impregne nuestros corazones.

 

  1. Para que seamos capaces de sentir y gustar la presencia de Dios en lo grande y en lo pequeño, en las alegrías y en las penas, roguemos al Señor
  2. Para que nos sintamos atraídos por la persona de Jesucristo, lo escuchemos con atención, le respondamos con generosidad y lo sigamos con decisión, roguemos al Señor
  3. Para que sepamos reconocer a Jesucristo en su Iglesia, que es nuestra Iglesia, encabezada por el papa Francisco y –unido a él – nuestro obispo Juan Ignacio, roguemos al Señor
  4. Para que nos sintamos estimulados a SERVIR a la Iglesia en el mundo, especialmente donde veamos que hay más necesidad  y podamos dar más gloria a Dios, roguemos al Señor
  5. Para que el Espíritu del Señor nos ayude a discernir dónde, cuándo y a quiénes prestar nuestro servicio y colaboración, roguemos al Señor
  6. Por las personas que han pedido nuestra oración, los necesitados, los enfermos y nuestros difuntos, roguemos al Señor.

Sac. Atiende, Señor las súplicas que te hemos elevado desde el fondo de nuestros corazones. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

 


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