Homilías
FUEGO DE DIOS
Domingo 14 y lunes 15 de agosto ASUNCIÓN DE LA VIRGEN
Los temas de esta semana parecen TREMENDOS. Llegan a dar miedo, pero en verdad son un hermoso desafio que, venidos de Jesus, nos motivan y animan.
Comencemos con la primera frase del Evangelio de hoy: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!”
¿Cuál es el “Fuego” que Cristo ha venido a traer a este mundo? A lo largo de todos los evangelios, mirando tanto las obras como poniendo atención a las palabras del Señor, el “fuego” de Jesús es el AMOR: el amor del Creador hacia toda su Creación, dotándola de un orden admirable; el amor del Padre hacia nosotros, que nos hizo a su imagen y semejanza; el amor del Hijo que se hizo Hombre, murió y resucitó por nosotros; el amor del Espíritu Santo, presente en la Iglesia hasta el fin de los tiempos.
Este Fuego de Jesús, alumbra, congrega, purifica y anima.
¿Qué ha pasado con este deseo tan fuerte de Jesús, que todavía no ha llegado a su plenitud? Somos los seres humanos que, usando mal de nuestra libertad, hemos alterado el plan amoroso de Dios. Lo vemos en la historia, incluso en la Historia Sagrada. ¿Acaso no lo vemos en forma patente en el trozo del Antiguo Testamento de la Primera Lectura de hoy? ¿Qué afán de castigar y maltratar al profeta simplemente porque quería hablarle al pueblo acerca de la voluntad de Dios?
Jesús habla con claridad: Él quiere la concordia y, lamentablemente se observa la discordia, incluso en lo más sagrado, esto es, dentro de las familias.
Al ver este panorama desesperanzador, sólo nos anima volver a poner nuestra mirada en Jesucristo. Él se somete a la dolorosa situación de ver fracasado su plan; fracaso que culmina en su crucifixión y muerte.
¿Somos, entonces, los seguidores de un fracasado? ¿Hemos de conformarnos con el fracaso del plan divino? ¡¡¡No, mil veces, no!!!
Si Jesús no hubiera resucitado, entonces tendríamos que arrastrarnos en una vida sin esperanzas. Pero, ¡Jesús resucitó! El fuego de Jesús sigue encendido y depende de nosotros tomar nuestras antorchas, acercarlas a Él y volver con ellas a reencender al mundo, aunque nos cueste la vida. Ésta es nuestra misión: dura pero hermosa.
Si hemos sido fieles a las misión a la que nos invita Jesús, podemos estar seguros que podremos gozar con Él en un abrazo como una brasa que no se apaga
PARA EL LUNES 15 DE AGOSTO, FIESTA DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN, AÑADIMOS UN POEMA EN SU HONOR. El autor es Luis de Góngora y Argote, del siglo de oro (XVI)
Si quiere escuchar el Introito de la Virgen, haga clic aquí abajo
http://www.equilitur.cl/musica.php
VESTIDA DE SOL
Si ociosa no asistió naturaleza,
admirada a la tuya ¡oh gran Señora!
concepción limpia, donde ciega ignora,
lo que muda admira de tu pureza.
Dígalo, ¡oh Virgen!, la mayor belleza
de día, cuya luz tu manto dura,
la que calzas nocturna brilladora,
los que ciñen carbunclos tu cabeza.
Pura la Iglesia, ya pura te llama
la escuela, y todo pío afecto sabio,
cultas en tu favor da plumas bellas.
¿Qué mucho, pues, si aún hoy sellado el labio,
si la naturaleza aún hoy te aclama,
Virgen pura, si el sol, lunas y estrellas?