Homilías
“EL ARTE DE ORAR†desde Tokyo por Juan Vicente Catret S.J.
24 DE JULIO: DOMINGO DECIMOSÉPTIMO DEL TIEMPO ORDINARIO
Este domingo se ofrece a examinar nuestro modo de hacer oración.
En la primera lectura, vemos cómo Abraham reza a Dios que perdone a Sodoma y Gomorra, si hay al menos diez personas buenas. Él ha ido rebajando con Dios tal número desde cien hasta diez hombres. Dios le dice que si al menos hubiera esos diez que le pide concedería el perdón. Lástima que no lo consiguió, que sólo estaba la de Lot como buena familia.
En el Evangelio, cuando Jesús estaba solo orando a su Padre Dios, no sabemos a conciencia cierta, lo que Jesús le decía. Solamente, que alababa a su Padre Dios, que revela sus misterios a él y los sencillos de corazón. En la segunda lectura, San Pablo dice que si somos hijos de Dios, al que podemos llamar “Abba”, es decir “papá”, gracias al Bautismo, por el que : “si hemos muerto al pecado y hemos resucitado con Cristo, tenemos ya esa capacidad de orar al Señor.
Finalmente en el Evangelio después de bajar de la montaña donde estaba, sus discípulos le piden “enséñanos a orar”.
Jesús les enseña el Padrenuestro que rezamos todos los días.
En primer lugar, la oración tiene que tener esa dimensión “vertical” que Jesús nos muestra. Es la oración del “alma mística” que no piensa sino en Dios. Así pues, como esos grandes místicos nos enseñan:
Primero, “orar” solo pensando en Dios. Le alabamos, le pedimos después que venga su “Reino” que sabemos debe ser de “gracia y santidad, de justicia, de alegría, la paz y el amor. Los dones del Espíritu Santo.
Esta es la oración de todos los místicos de la “historia de la Iglesia”, cuando vemos que San Juan de la Cruz por ejemplo, dice que oración es “una atención amorosa” a Dios. Estar conscientes de su presencia: “contemplativos en la acción”.
En segundo lugar, la oración tiene una “dimensión horizontal” pedimos el pan de cada día, el perdón de los pecados de uno mismo y de los demás.
Y finalmente, Jesús nos ofrece esa bonita parábola del que de noche va a pedir un pan a su amigo que ya está durmiendo. Por la perseverancia en llamar a la puerta, al fin el amigo se la abra y le da el pan.
Jesús nos dice: pues si ustedes lo hacen así, cuánto más lo hará el Padre celestial.
Lo importante es tener confianza. Jesús nos dice: “pidan y se les dará, llamen y se les abrirá, porque si ustedes son como ese padre que cuando el hijo le pide pan, no le va a dar una piedra, y si pide un huevo no le va a dar un escorpión. Pues cuánto más les dará el Padre si piden, y se les dará al Espíritu Santo que los guiará siempre. “Pidan y se les dará”
Esto es el bonito “arte de la oración”.
Una oración que a la vez debe ser “colectiva”, ya que pedimos no sólo por uno mismo sino por toda la comunidad: familia, amistades, sociedad, por, los que creemos son nuestros enemigos o los de la nación y del mundo entero. Así es como podemos decir que la oración es como un recurso “mágico”, que “Dios llena los corazones, no los bolsillos”.
Quiero terminar con esta poesía de Fernando Villalón´
Padre nuestro que estás en los cielos.
Creador del Mundo, Luz y Verdad. Santificado tu nombre sea
por toda una eternidad.
Ven a nosotros cuando la Duda llame al castillo de mi lealtad.
Y cuando el demonio de la Carne
me arrastre al pecado mortal.
Hágase siempre según tu Ley.
En Cielos, Tierra, Montaña y Mar.
Amor, Odio, Belleza y Arte,
Hágase siempre tu voluntad.
Y el pan de mi alma, dámelo hoy,
¿No la perdonas si te ofendió..?
Si me la quitas,
¿Cómo me exiges siempre
que yo no caiga en la tentación...?
j.v.c.