Homilías
6 DE DICIEMBRE: DOMINGO 2 DE ADVIENTO
EQUILIBRIO ENTRE MONTES Y VALLES
S. Juan Bautista es el protagonista de este domingo. Es el profeta que nos ayuda a prepararnos para la venida de Jesús nuestro Salvador. Ya antes que él, primero Baruc nos dice en la primera lectura: “Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados...ha mandado que se llenen los barrancosâ€... Y S. Pablo en la segunda lectura también nos dice: “esta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena, la llevará adelante hasta el DÃa de Cristo Jesúsâ€... Y S. Juan Bautista en el evangelio, lo vemos “predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecadosâ€...y citando al profeta IsaÃas: “Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos: elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Diosâ€. Podemos ver en esas palabras la llamada a un equilibrio personal y social de esos dos movimientos que todos sentimos en nuestro corazón: Uno hacia afuera, como a “subir montesâ€, deseos de acción, de sobresalir... Otro hacia dentro, de descender a nuestro hondón, como un “bajar al valleâ€...Se trata de esas dos fuerzas que sentimos dentro: fuerza centrÃfuga (salir, subir montes) y fuerza centrÃpeta (entrar, bajar a los valles) que nos mantienen en vida y doble movimiento externo (acción) e interno (pasión). Hoy S. Juan Bautista nos invita a examinarnos: “¿Soy sólo monte, soberbio, con ganas de lucirme, de dominar?â€...O ¿soy sólo valle, acomplejado, sin apenas esperanza, solitario y triste?â€...Pidamos hoy ese equilibrio de paz, humildad sincera, vivir en esperanza y alegrÃa a la espera del Señor Jesús. Termino con la poesÃa de Concepción de la Trinidad: PROFETA ¡Qué hermoso es tu destino! “Heraldo de Siónâ€, y ¡qué glorioso! Mas, ¡qué ingrato el camino!... Tan arduo y escabroso, que arredra al lidiador más valeroso. DifÃcil cometido: hablar de Dios haciéndolo presente, a un mundo descreÃdo, llevar abiertamente la Verdad y Justicia trascendente. Profeta, no desmayes ante el riesgo que implica tu tarea, no cejes ni te calles, por más que el mundo vea en ti a un “desfasado†y no te crea. La meta es luminosa... Prosigue, pues, tu ruta con firmeza. No admitas en ti cosa que empañe su belleza. Al fin, ¡serás premiado con largueza! j.v.c.
Ya antes que él, primero Baruc nos dice en la primera lectura:
“Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados...ha mandado que se llenen los barrancos”...
Y S. Pablo en la segunda lectura también nos dice: “esta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús”...
Y S. Juan Bautista en el evangelio, lo vemos “predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados”...y citando al profeta Isaías: “Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos: elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios”.
Podemos ver en esas palabras la llamada a un equilibrio personal y social de esos dos movimientos que todos sentimos en nuestro corazón:
Uno hacia afuera, como a “subir montes”, deseos de acción, de sobresalir...
Otro hacia dentro, de descender a nuestro hondón, como un “bajar al valle”...Se trata de esas dos fuerzas que sentimos dentro: fuerza centrífuga (salir, subir montes) y fuerza centrípeta (entrar, bajar a los valles) que nos mantienen en vida y doble movimiento externo (acción) e interno (pasión). Hoy S. Juan Bautista nos invita a examinarnos: “¿Soy sólo monte, soberbio, con ganas de lucirme, de dominar?”...O ¿soy sólo valle, acomplejado, sin apenas esperanza, solitario y triste?”...Pidamos hoy ese equilibrio de paz, humildad sincera, vivir en esperanza y alegría a la espera del Señor Jesús.
Termino con la poesía de Concepción de la Trinidad:
PROFETA
¡Qué hermoso es tu destino!
“Heraldo de Sión”, y ¡qué glorioso!
Mas, ¡qué ingrato el camino!...
Tan arduo y escabroso,
que arredra al lidiador más valeroso.
Difícil cometido:
hablar de Dios haciéndolo presente,
a un mundo descreído,
llevar abiertamente
la Verdad y Justicia trascendente.
Profeta, no desmayes
ante el riesgo que implica tu tarea,
no cejes ni te calles,
por más que el mundo vea
en ti a un “desfasado” y no te crea.
La meta es luminosa...
Prosigue, pues, tu ruta con firmeza.
No admitas en ti cosa
que empañe su belleza.
Al fin, ¡serás premiado con largueza!
j.v.c.
HIJO MUY QUERIDO
Reflexión a partir de las lecturas bÃblicas de la fiesta del Bautismo del Señor
Dios nos considera sus "hijos queridos". ¿Cómo podemos responder a tanto amor?