Homilías

SANTÍSIMA TRINIDAD Y SAN FERNANDO

Liturgia del 30 de mayo 2021

La Iglesia celebra a la Santísima Trinidad, misteriosa manifestación del ÚNICO DIOS, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todos los años el 30 de mayo recordamos a San Fernando. Él, hace casi ochocientos años, siendo rey de una parte de España, estableció el idioma castellano como lengua oficial. Todos los que hablamos Castellano, desde California y Florida hasta Tierra del Fuego, incluyendo España, invoquemos al único Dios para nos inunde con su Gracia y una nuestras almas en un canto de gratitud.

El primer domingo después de Pentecostés, la Iglesia celebra a la Santísima Trinidad, misteriosa manifestación del ÚNICO DIOS, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es el ÚNICO DIOS a quien atribuimos la Creación y Paternidad del Universo, de nuestra tierra y todos los vivientes que la poblamos. Es el ÚNICO DIOS quien se nos manifestó en la persona de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, hijo de la Virgen María, muerto y resucitado por nosotros, presente hoy en su Iglesia y en la Eucaristía. Es el ÚNICO DIOS cuyo Espíritu insufla su Vida en nuestra tierra, irrumpió en la mañana de Pentecostés, nos reúne como comunidad creyente, ilumina nuestras mentes y nos anima a llamar “Padre” a nuestro Dios.

Todos los años el 30 de mayo recordamos a San Fernando. Él, hace casi ochocientos años, siendo rey de una parte de España, estableció el idioma castellano como lengua oficial. Jamás sospechó que su decisión sería un factor unificador hasta nuestros tiempos que, desde California y Florida hasta Tierra del Fuego,  incluyendo España, podemos entendernos hablando el mismo idioma.

 

SANTÍSIMA TRINIDAD

Primera lectura: Deuteronomio 4,32-34.39-40

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, nuestro Dios, hizo con nosotros en Egipto, ante nuestros ojos? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre. Palabra de Dios

Salmo responsorial: 32

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.


La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos,
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Segunda lectura: Romanos 8,14-17

Hermanos: Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Hemos recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados. Palabra de Dios.
 

Aleluya, Aleluya, vivo estás, Señor Jesús. Aleluya, aleluya, para siempre eres la luz

 

Evangelio: Mt 28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Palabra del Señor

HOMILIA

CREDO

ORACIÓN DE LOS FIELES

Oremos, hermanos, a Dios, Creador y Padre del Universo, que por Jesucristo nos ha revelado su amor y que escucha complacido la voz del Espíritu que intercede por nosotros:

  1. Para que Dios Padre y Creador todopoderoso del universo, lleve el mundo a su plenitud. Que haga nacer aquel cielo nuevo y aquella la tierra nueva que nos ha prometido. Que la humanidad entera encuentre la felicidad y pueda contemplar el rostro divino. Roguemos al Señor.
  2. Para que Jesús, el Hijo de Dios que se hizo hombre, íntimamente unido con quienes creeemos en Él, su Iglesia, infunda en nosotros un amor semejante al suyo, roguemos al Señor.
  3. Para que el Espíritu del Señor, que enriquece al mundo con sus dones, sea padre para los pobres, consuelo para los tristes, salud para los enfermos y fuerza para los decaídos, roguemos al Señor.
  4. Para que nosotros, los creyentes, profundicemos en el misterio de nuestro Dios, quien siendo UNO, se manifiesta como Padre, Hijo y Espíritu Santo, roguemos al Señor.
  5. Para que todos los que creemos en Dios, judíos, musulmanes y cristianos unamos nuestras fuerzas para construir un mundo más justo, fraterno y solidario, roguemos al Señor
  6. Para que en Chile, aunque tenemos diferentes maneras de pensar, aprendamos a BUSCAR ACUERDOS que nos permitan desarrollarnos en paz y armonía, roguemos al Señor
  7. Para que sepamos valorar la importancia de la vida familiar, roguemos al Señor

Sacerdote: Padre fiel y misericordioso, que enviaste al mundo tu Hijo Unigénito y quisiste que tu Espíritu fuera para nosotros principio de vida, constructor de unidad y fuente de amor, escucha nuestras oraciones, fortalece nuestra fe e inspíranos sentimientos de paz y esperanza para que, reunidos en la comunión de tu Iglesia, bendigamos siempre tu nombre glorioso y santo. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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