Homilías

CORPUS CHRISTI 2020

SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

Vamos a entrar en un misterio. Con cuánto afán los seres humanos hemos buscado a través de la filosofía y de las ciencias, la respuesta a las grandes preguntas.

Vamos a entrar en un misterio.

Con cuánto afán los seres humanos hemos buscado a través de la filosofía y de las ciencias, la respuesta a las grandes preguntas.

Desde que abrimos nuestros ojos asomándonos al mundo que nos rodea, nos hemos preguntado con admiración y asombro: ¿por qué esto es así? ¿por qué hay luz y oscuridad? ¿por qué hay días y noches? ¿por qué hay inviernos y veranos? ¿por qué vivimos y por qué morimos?

Las preguntas siguen sin fin y no podemos detenerlas

Buscamos la razón de ser de las cosas, del universo y de nosotros, los humanos.

Buscamos las respuestas y se lo preguntamos a las ciencias. Sus respuestas no terminan de dejarnos satisfechos. La razón también se queda corta.

¿Qué existe más allá de las ciencias y la razón?

Allá está el Desconocido, el Inabarcable, el Infinito, el Más Allá. Ahí está Dios.

Dios es el Misterio que buscamos y no podemos atrapar.

Éste es el Dios que nos mira y su mirada es una infinita donación, un infinito amor.

Todo el Universo es una infinita donación del Creador. Todo el Universo es un vuelco de amor del Creador.

Es en este Universo donde el Creador decide hacerse presente para que podamos encontrarlo los que andábamos buscándolo a ciegas.

Dios se hace humano para que los humanos podamos finalmente encontrar a Dios. Éste es el Misterio, incluso más maravilloso que la Creación.

Dios hecho Hombre, Misterio de la ENCARNACIÓN muestra sublime del amor de Dios, ÉSTE ES JESÚS.

Jesús, en medio de nosotros, quiere hacernos comprender que la única respuesta a todas las grandes preguntas de la humanidad, de todos los tiempos, la única respuesta es el AMOR

¿Y qué es la Eucaristía?

La Eucaristía es la máxima prueba de Amor de Jesús por la humanidad, por nosotros.

La Eucaristía es la Vida Humana y Divina de ese Dios hecho Hombre que se entrega y comparte para poder vivir Él en nosotros y nosotros en Él.

Jesús nos regala su Palabra y la podemos encontrar en los Evangelios. Jesús nos regala su propia Vida al entregarnos su Cuerpo y su Sangre misteriosamente presentes en el Pan y el Vino consagrados. Ésta fue su voluntad. Él quiso ser el alimento de nuestros cuerpos y nuestras almas. Por eso, con humilde sencillez, se quiso quedar en el Pan y el Vino, elementos naturales con los que los humanos nos nutrimos y alegramos. Él quiso darnos un abrazo de amor, Cuerpo a cuerpo. Él quiso que su Sangre circulara por nuestras venas y nos dijo: “Hagan esto en recuerdo mío”.

Lo que Jesús hizo con sus Apóstoles la noche antes de ser sacrificado en la Cruz, al darles su Cuerpo y su Sangre en el Pan y el Vino consagrados, Él quiso que lo siguiéramos viviendo hasta el fin de los tiempos.

Así pues, la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo quiere tocar las fibras más íntimas de nuestro corazón.

En algunos lugares, la fe, la gratitud y el entusiasmo popular han llevado a los creyentes a manifestar festivamente su reconocimiento al Amor de Jesucristo expresado en el Sacramento de la Eucaristía. Lo han hecho a través de hermosas celebraciones litúrgicas, cantos y poemas, coloridas marchas y procesiones. La pandemia que está azotando a nuestro mundo actual nos fuerza a buscar creativamente modos nuevos de expresar nuestra fe y gratitud al Dios hecho Hombre. Aunque no podemos acudir a los templos ni participar en marchas o procesiones, podemos poner toda la intensidad de nuestra fe y gratitud en el punto que movió al Creador para hacerse Hombre: el AMOR… en el punto que movió a Jesús para darnos la Eucaristía: el AMOR.

Pongamos AMOR cuando leemos en familia la Palabra de Dios. Pongamos AMOR cuando vemos una Misa por Televisión o en nuestros celulares. Pongamos AMOR cuando nos llamen por teléfono. Pongamos AMOR en las minucias de la casa y en el tono con que nos comunicamos con los demás.

Unamos nuestros corazones en una COMUNIÓN ESPIRITUAL, con éstas u otras palabras parecidas: “Jesús, creemos de todo corazón que Tú estás realmente presente en el Sacramento de la Eucaristía. Queremos recibirte en la Comunión, pero, como ahora no podemos, ven espiritualmente a nuestros corazones y llénanos con tu AMOR. Amén.

 

 


MĂşsica

NO PIENSEN EN LO QUE PASĂ“

Comentario a las lecturas bíblicas del QUINTO DOMINGO DE CUARESMA – 250406

Después de reconocer humildemente nuestro pecado ¿nos hemos acogido al perdón misericordioso de Dios?