Homilías

16 DE JUNIO: DOMINGO DE LA SANTÃSIMA TRINIDAD

MISTERIO DE DIOS Y MISTERIO DEL , desde Tokyo por el Padre Juan Vicente Catret S.J.

Este domingo nos habla del misterio de Dios: Uno y Trino pues es único y comparte su vida en Tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y del misterio del hombre en sus tres dimensiones: sobre, en torno y dentro.

  Los dos misterios son un “misterio de amor”. Una vida de familia. Dios vive una vida de familia eternamente. Nosotros aspiramos a vivirla y el camino para ello es ya vivir esa vida de familia, compartiendo nuestro amor con todos: padres y hermanos, amistades, en la sociedad.

  La primera lectura de este domingo, tomada del libro de los Proverbios nos habla del Espíritu Santo, que es como la Sabiduría divina, formada antes de los abismos, de los manantiales, que gusta de estar con los hijos de los hombres, anímandonos, dándonos alegría.

  En la segunda lectura, San Pablo nos dice que gracias al sacrificio redentor del Hijo, de Jesucristo, se nos ha derramado en nuestros corazones el Espíritu.

Y en el Evangelio, Jesús repite que se nos ha dado el Espíritu, que procede del Padre y de él mismo.

Volviendo a las “tres dimensiones del hombre”. Y comparándolas con el misterio de Dios, vemos que Dios Padre está “sobre nosotros”, que elevamos nuestra mirada hacia arriba, hacia su Gloria, nos atrae por encima de nosotros. Dios Hijo está “en torno” a nosotros, nos guía “delante” de nosotros, y Dios Espíritu Santo está “dentro” de nosotros, nos alienta, fomenta, defiende.

Nosotros debemos vivir la dimensión vertical, en relación con los que están “sobre nosotros”: padre, madre, superiores de cualquier clase de autoridad. Reconocerles con respeto, obediencia, docilidad, dependencia.

La dimensión horizontal nos enlaza con los que están “en torno”a nosotros: hermanos, hermanas, amigos, compañeros, fraternidad e igualdad.

Y la dimensión “dentro” de nosotros, la interior nos pone en sintonía con lo que hay dentro de sí mismo. Es el mundo del alma, del espíritu, de la intuición, de la creatividad.

El misterio de la Santísima Trinidad es un misterio difícil de entender con la cabeza. Nada de explicaciones geométricas, que se han dado, como un triángulo. Nada de explicaciones vegetales, como las tres hojas en una de trébol. Más profunda es la historia de Abraham recibiendo junto al encinar de Mambré la visita de tres personajes misteriosos que representan a la Trinidad. Y también recuerdo el icono de la Trinidad del ruso Andrei Rublev (1360-1427), que pintó a tres ángeles: el Padre a la izquierda, el Hijo en medio y el Espíritu Santo a la derecha, unidos en un círculo de amor, en silencioso coloquio y eterna unidad.

  San Juan de la Cruz (1542-1591) tiene una preciosa poesías titulada:

                UN SOLO DIOS, UN SOLO SEÑOR,

EN LA TRINIDAD DE PERSONAS Y EN LA UNIDAD DE NATURALEZA

 Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,

aunque es de noche.

 Aquella eterna fonte está escondida,

que bien sé yo do tiene su manida,

aunque es de noche.

 Su origen no lo sé, pues no le tiene,

Mas sé que todo origen de ella viene,

aunque es de noche.

 Sé que no puede ser cosa tan bella,

y que cielos y tierra beben de ella,

aunque es de noche.

 Bien sé que suelo en ella no se halla,

y que ninguno puede vadealla,

aunque es de noche.

 Su claridad nunca es oscurecida,

y sé que toda luz de ella es venida,

aunque es de noche.

 Sé ser tan caudalosas sus corrientes,

que infiernos, cielos riegan y las fuentes,

aunque es de noche.

 El corriente que nace de esta fuente

bien sé que es tan capaz y omnipotente,

aunque es de noche.

 El corriente que de estas dos procede

sé que ninguna de ellas le precede,

aunque es de noche.

  Aquesta eterna fonte está escondida

en este vivo pan por darnos vida,

aunque es de noche.

  Aquí se está llamando a las criaturas,

y de esta agua se hartan, aunque a oscuras,

porque es de noche.

 Aquesta viva fuente que deseo

en este pan de vida yo la veo,

aunque es de noche.

 


Música

29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA

MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET

Ofrecemos la homilía que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)