Homilías

23 DE AGOSTO: DOMINGO 21 DURANTE EL AÑO

REPASEMOS NUESTRA “ELECCIÓN†por Juan Vicente Catret S.J.

Este domingo nos plantea el tema de nuestra “elección como cristianosâ€. Ya en la primera lectura, Josué propone al pueblo elegido: “Si no os parece bien servir al Señor, escoged a quién servir: a los dioses a quienes sirvieron vuestros antepasados al este del Eufrates o a los dioses de los amorreos...Yo y mi casa serviremos al Señorâ€... “El pueblo respondió: ¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Diosâ€...

23 DE AGOSTO: DOMINGO 21 DURANTE EL AÑO  -  REPASEMOS NUESTRA “ELECCIÓN”

  Este domingo nos plantea el tema de nuestra “elección como cristianos”.

Ya en la primera lectura, Josué propone al pueblo elegido: “Si no os parece bien servir al Señor, escoged a quién servir: a los dioses a quienes sirvieron vuestros antepasados al este del Eufrates o a los dioses de los amorreos...Yo y mi casa serviremos al Señor”...

  “El pueblo respondió: ¡Lejos de nosoros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios”...

  S. Pablo en la segunda lectura, si la interpretamos bajo este tema de la “elección”, escribe a los Efesios sobre la elección mútua entre el hombre y la mujer” en matrimonio, elección “de amor”, lo mismo que Jesucristo “eligió” a su “iglesia” “por la que se entregó a sí mismo, para consagrarla, purificarla con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, sin mancha ni arruga, santa e inmaculada”.

  Y llegamos al Evangelio de Juan, la conclusión del “sermón sobre la Eucaristía”. Cuando Jesús dice que “si no comemos su carne y bebemos su sangre no tenemos vida”, (el sacramento de la Eucaristía bajo las especies de pan y vino consagrados), muchos de sus seguidores no le entienden porque no creen en él y le dejan. En cambio, cuando Jesús pregunta a los Doce apóstoles: “¿También vosotros queréis marcharos?”...Pedro contesta en boca de ellos: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado de Dios”.

  Preciosa “elección” de Pedro. Se ha llamado a esa respuesta: “el Magníficat de Pedro”, porque alaba, ama, cree, adora a Jesucristo, lo mismo que hizo la Virgen María para con Dios Padre.

  ¿Y nuestra elección? Ya la hicimos en el Bautismo; aunque fuera de niños infantes, es la fe de la familia, el mejor don que los padres quieren dar a sus hijos, fe educada, hecha elección de vida desde los 12 años, cuando comienza el uso de razón. Pero hoy debemos pensar si todavía no hemos elegido algunos “diosecillos”: el dinero, el prestigio, el querer aparentar, un bienestar tibio que apenas piensa en Dios más que a lo más una hora a la semana, la Misa de los domingos, pero con más interés en el fútbol, en las comidas y bebidas, en los descansos y juegos...

  La elección de Jesús nos supone lucha contra las pasiones, fidelidad, superar esa comodidad barata, humildad, orar para que no haya en nosotros en particular y como comunidad de iglesia “manchas ni arrugas”...

  Una elección no de “algo” sino de “alguien”. Como bien dice Pedro: “¿a quién iremos?”...Sí, es la persona, “la causa personal” que decíamos el domingo pasado, el Jesucristo real, que nos atrae, porque como decía Dostoievski: “la belleza de Cristo salvará al mundo”...

  He encontrado una oración del P. Karl Rahner a este respecto que quiero hacer nuestra:

  “Señor, no despidas de tu servicio a tu siervo perezoso y terco. Tú tienes poder sobre mí mismo en aquella profundidad en la que yo sólo dispongo sobre mí y sobre mi destino eterno...Dios sabio, misericordioso y amante: no me arrojes de tu rostro. Manténme en tu servicio todos los días de mi vida. Exígeme lo que tú quieras. Dame solamente lo que tú me mandas. Si yo me canso en tu servicio, tú no te cansas en tu paciencia conmigo. Tú vienes para ayudarme, tú me das la fuerza para empezar de nuevo una y otra vez, para esperar contra toda esperanza, para creer en tu victoria en mí en todos los fracasos que son míos”.

  Y quiero concluir, una vez más, con el precioso soneto del P. José Luis Martín Descalzo, parecido a la elección de Pedro, qe dice:

  “En medio de la sombra y de la herida

me preguntan si creo en Tí. Y digo

que tengo todo cuando estoy contigo:

el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.

  Sin Tí, el sol es luz descolorida.

Sin Tí, la paz es un cruel castigo.

Sin Tí, no hay bien ni corazón amigo.

Sin Tí, la vida es muerte repetida.

  Contigo el sol es luz enamorada,

y contigo la paz es paz florecida.

Contigo el bien es casa reposada,

  y contigo la vida es sangre ardida.

Pues, si me faltas Tú, no tengo nada:

ni sol, ni luz, ni paz, ni bien, ni vida.”

 

  j.v.c.

 


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