Homilías

9 DE AGOSTO: DOMINGO 18 DURANTE EL AÑO

CONTRA CANSANCIO, “EL PANâ€

Te busco desde siempre. No te he visto nunca. ¿Voy tras tus huellas? Las rastreo con ansia, con angustia, y no las veo. Sé que no sé buscarte, y no desisto.

        

  Este domingo empieza en la primera lectura con el cansancio del profeta Elías, que huyendo de la persecución de la reina Jezabel camina por el desierto, se siente cansado y sin fuerzas y se sienta bajo una retama, dseándose la muere. Pero un ángel le despierta y le da de comer un pan cocido y una jarra de beber agua. Y así continuará su camino hasta el monte Horeb, el monte de Dios.

  Pensemos en todos los cansancios nuestros...durante el viaje de la vida: cansancios de desilusiones, de fallos, de incomprensiones, de fracasos, de olvido de algunas personas; cansancios por la injusticia, el odio, las hipocresías, la desconfianza, la falta de paz, las guerras, los rumores que oímos de que todo va mal en política, en economía, etc. etc.

  Y ¿qué es lo que nos falta?

  Nos lo dice S. Pablo en la segunda lectura:

  “No pongáis triste al Espíritu Santo. Dios os ha marcado con él para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo”...

  Dicho en otras palabras, “contra el cansancio, el Pan” que es Cristo.

  Sí, nos lo dice Jesús en el Evangelio de hoy: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre”...Nos falta apoyarnos en Cristo que no dará la fuerza, la esperanza, la alegría de vivir y seguir trabajando por un ideal cristiano. Tal como hace el Papa Francisco.

  Ya van dos domingos seguidos con evangelios sobre el “pan”...El pasado, éste y el domingo que viene, se centran en el pan que es Cristo. Pero nos podemos dar cuenta de que este domingo nos habla de Jesús Pan vivo, centrado en su “Encarnación”, el domingo que viene será sobre la “Eucaristía”.

  Y es aquí donde me acuerdo yo de una enseñanza de Kierkegaard. Decía este filósofo “padre del Existencialismo”, apodado el “Sócrates de Dinamarca”, que Aristóteles fascinado por el “movimiento”  humano, vio 4 causas en él:

1ª. La “Causa material”, por ejemplo: la “madera”.

2ª. La “Causa formal”, por ejemplo: una “mesa” que se hace con la madera.

3ª. La “Causa eficiente”, por ejemplo: el “carpintero” que hace la mesa de madera.

4ª. La “Causa final”, por ejemplo: las diversas mesas “fines” que piensa hacer el carpintero: mesa de dos patas, de cuatro, redonda, cuadrada, triaungular, etc.

  Pero aquí entra Kierkegaard y dice que Aristóteles se olvidó de la “Causa Personal” queriendo decir que en todo movimiento humano se anda tras y se persigue el encontrarse con una Persona ideal a la que se ama, a la que se quiere imitar, seguir, copiar... ¡Cuántos jóvenes que imitan a la persona de una estrella del deporte, del cine, de la música, de la ciencia!...

  Y nosotros los cristianos tenemos la fe, la esperanza, el amor, la certeza de que esa Persona que nos llena es Jesucristo: el Hijo de Dios encarnado, que es el “Pan vivo bajado del cielo” que colma nuestra hambre y sed de felicidad.

  Amemos a Jesús, enseñemos a amar a Jesús, con nuestra alegría, esperanza y sentido de la vida, que son los valores del “evangelio de Jesús”.

  Quiero terminar con un soneto de Juan José Domenchina (1898-1959) titulado:

 

                    TE BUSCO DESDE SIEMPRE

  Te busco desde siempre. No te he visto

nunca. ¿Voy tras tus huellas? Las rastreo

con ansia, con angustia, y no las veo.

Sé que no sé buscarte, y no desisto.

 

  ¿Qué me induce a seguirte? ¿Por qué insisto

en descubrir tu rastro? Mi deseo

no sé si es fe. No sé. No sé si creo

en algo, ¿en qué? No sé. No sé si existo.

 

  Pero, Señor de mis andanzas, Cristo

de mis tinieblas, oye mi jadeo.

No sufro ya la vida, ni resisto

 

  la noche. Y si amanece, y yo no veo

el alba, no podré decirte: “He visto

tu luz, tus pasos en la tierra, y creo”.

 

  j.v.c.


Música

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