Homilías

AUTORIDAD – JUSTICIA – PAZ SOCIAL

¿Amo a mi Patria? ¿Qué necesita mi Patria? ¿Qué puedo hacer por ella?

Los textos bíblicos de este 25° domingo del Año Litúrgico B, (del Antiguo Testamento: Sabiduría 2 – Salmo 53; - del Nuevo Testamento: Santiago 3 y Marcos 9) nos presentan los tres temas que encabezan nuestro comentario de hoy. Nos vienen muy bien para reflexionar sobre las necesidades de nuestra Patria y qué podemos hacer por ella para expresarle nuestro amor.

Domingo 22 de septiembre de 2024 (25° del Año Litúrgico -B)

¿Amo a mi Patria? ¿Qué necesita mi Patria? ¿Qué puedo hacer por ella?

AUTORIDAD – JUSTICIA – PAZ SOCIAL

 

            Los textos bíblicos de este 25° domingo del Año Litúrgico B, (del Antiguo Testamento: Sabiduría 2 – Salmo 53; - del Nuevo Testamento: Santiago 3 y Marcos 9) nos presentan los tres temas que encabezan nuestro comentario de hoy. Nos vienen muy bien para reflexionar sobre las necesidades de nuestra Patria y qué podemos hacer por ella para expresarle nuestro amor.

 

            Para comenzar, tendríamos que preguntarnos: ¿Qué significa para nosotros el concepto de “nuestra Patria”?

 

            “Patria” es una palabra femenina pero que tiene una raíz masculina. La palabra viene de “PATER”, que en latín significa “PADRE”, evidentemente masculino. De partida, la palabra nos está hablando de “padre” y “madre”, los orígenes de nuestra existencia, que naturalmente tocan las fibras más sensibles de nuestro corazón. La Patria, la “Madre Patria” es la tierra que nos vio nacer o que nos acogió en su regazo. La Patria es el lugar donde obtengo mi sustento. La Patria es el contexto humano donde puedo comunicarme con confianza, donde puedo expresarme y me entienden, donde entiendo lo que me dicen.

 

            Amo a mi tierra, con sus mares y montañas, con sus desiertos y pampas, con sus bosques, lagos y ríos. Gracias a esta tierra, amo, alabo y bendigo al Señor. Dios ha querido que ésta fuera mi tierra y que yo la sintiera como mi Patria. Dios ha querido que yo no me encontrara solo en esta tierra, sino que mi vida estuviera vinculada a tantas personas, desde mis padres y parientes, amigos, conocidos y compañeros, hasta gente de diferentes procedencias, edades, etnias, culturas, trabajos, profesiones y condición social: todos son mis prójimos. El Señor nos ama a todos.

 

            Dios nos ama y quiere que seamos felices donde estemos. Él quiere que seamos felices, pero no nos impone la felicidad. Dios nos ha dado los elementos, pero a nosotros nos corresponde construir la felicidad con esos elementos.

 

            ¿Cuáles son esos elementos, los “materiales” de construcción para hacer nuestra “Casa feliz”? Éstos son los elementos: Somos por naturaleza seres sociales(1) dotados de inteligencia(2) y voluntad(3). Necesitamos de los demás y los demás necesitan de nosotros. Relacionarnos unos con otros es una necesidad; no podemos evitarlo porque iríamos contra nuestra propia naturaleza. Individualmente considerados, tenemos nuestra propia voluntad, nuestros propios deseos de alcanzar lo que consideramos nuestro bien. Cada uno de nosotros tiene sus propias aspiraciones, pero sería prácticamente imposible alcanzarlas sin la ayuda de los demás.

 

            Como necesariamente tenemos que relacionarnos y no vamos a poder evitarlo, nuestra inteligencia nos hace entender que vamos a tener que organizarnos, poniéndonos de acuerdo para lograr nuestros objetivos… y para ponernos de acuerdo, necesitamos una AUTORIDAD que ordene nuestras aspiraciones hacia un objetivo común. Aquí viene el punto clave que nos transmite Jesucristo en el trozo del Evangelio de hoy: “El que quiere ser el primero (autoridad), debe hacerse el último de todos y el SERVIDOR de todos.

 

            Para construir la “Casa Feliz” no basta que tengamos una Autoridad adecuada que dirija nuestras voluntades hacia un Bien Común. Necesitamos que Dios inspire nuestras relaciones interpersonales para que todos nos sintamos a gusto en ella. Se trata de la JUSTICIA, una virtud que todos debemos cultivar. De ella hacen referencia el primer trozo bíblico de hoy, del libro de la Sabiduría, y también, con mucha insistencia, la carta de Santiago. En ambos trozos vemos un severo reproche a las actitudes negativas, las que claramente se oponen a lo que Dios nos inspira, la verdadera Justicia.

 

            PAZ SOCIAL es lo que necesita la humanidad en todos los tiempos y lugares. Por cierto, es lo que necesita el mundo, no sólo en los países que vemos en guerra, como Rusia y Ucrania e Israel y Gaza. La necesitan los pueblos de África y Asia como en nuestro continente americano y – por cierto – en nuestra querida Patria. En la segunda lectura de hoy, el Apóstol Santiago duramente reprocha diversas conductas que se oponen a la Paz Social.

 

            Hoy quisiéramos centrar la atención en nuestra Patria. Queremos que sea efectivamente la “Casa Feliz” para todos los que la habitamos. Le pedimos al Señor su gracia y bendición para los que tienen la responsabilidad de ser AUTORIDAD de todos nosotros: por el Presidente y sus ministros; por los gobernadores, alcaldes y concejales, sin olvidar a quienes deben dirigir las Fuerzas Armadas y de orden, a los directores de establecimientos educacionales y demás instituciones de servicio público. Recemos por ellos para que el Señor les dé Sabiduría, Prudencia, Decisión y Fortaleza. También – y esto es muy importante – por los que tienen la responsabilidad de ser AUTORIDAD en los hogares, los padres de familia. Para todos, espíritu de SERVICIO.

 

            El JUSTO es hijo de Dios y procura que sus pensamientos estén iluminados por Dios y sus actos estén conformes con la voluntad divina. Al Justo y a quien se le encarga ejercer la JUSTICIA, se le tenderán trampas, como vemos en la primera lectura de hoy, padecerá ultrajes y tormentos y se probará su temple y su paciencia. Por los que administran la Justicia debemos rogar para que no desfallezcan en su tarea… y también por nosotros para que seamos coherentes en lo que hacemos y vivimos con lo que pensamos y creemos.         

 

            Llega el momento que nos preguntemos:

  1. ¿Amo a mi Patria, con su Naturaleza, con su gente y con su historia?
  2. ¿Deseo honradamente la felicidad de todos los que habitamos este suelo?
  3. ¿Ruego por las autoridades de gobierno y todas las instituciones intermedias?
  4. ¿Hago prevalecer el espíritu de SERVICIO por los intereses personales en mi actuar personal?
  5. ¿Soy JUSTO en mi vida privada, defiendo la justicia y ruego por quienes tienen la responsabilidad pública de ejercerla?
  6. ¿Puede existir PAZ SOCIAL si no procuramos estar en PAZ CON DIOS?

           


Música

EL TRONO DE JESÚS

Domingo 29 del Año Litúrgico ciclo B. Isaías 53; Hebreos 4; Marcos 10

“No saben lo que están pidiendo, ¿Son capaces de beber el cáliz que yo he de beber?