Homilías
PODER Y COMPASIÓN
Comentario a las lecturas bÃblicas del domingo 23° del Año Litúrgico
“Todo lo ha hecho bienâ€, son las palabras del último párrafo que hemos escuchado en el Evangelio de hoy. El evangelista Marcos las pone en boca de la gente que, una y otra vez, son beneficiados por el poder y la compasión de Jesús.
PODER Y COMPASIÓN
Isaías 35, 4-7 Salmo 145, 7-10 Santiago 2, 1-7 Marcos 7, 31-37
“Todo lo ha hecho bien”, son las palabras del último párrafo que hemos escuchado en el Evangelio de hoy. El evangelista Marcos las pone en boca de la gente que, una y otra vez, son beneficiados por el poder y la compasión de Jesús.
Jesús tiene poder. A nosotros nos parece obvio: Jesús es Dios, por eso, no tiene nada que extrañarnos que multiplique panes, calme tempestades y realice toda suerte de milagros.
Yo me pregunto: si Jesús es Todopoderoso, ¿por qué no hace un solo milagro y sana a todos los enfermos, da la vista a todos los ciegos, acaba con todas las necesidades y se va a descansar al cielo, sin hacerse más problemas?
Jesús prefiere “personalizar” la bondad de Dios. No sólo nos recuerda con sus milagros grandiosos que es el Señor y dueño de la Naturaleza, porque para Dios no hay nada imposible. Quiere hacernos ver que Dios es compasivo y misericordioso. Jesús quiere hacernos sentir el amor de Dios. Por eso, se vale de los sentidos corporales: impone las manos, toca los oídos, los ojos, la boca de las personas… y lo hace “uno por uno”, con todos los que acuden a Él con confianza.
Nos damos cuenta que es la Fe lo único que Jesús espera de sus solicitantes. Se trata de una respuesta personal de amor a un acto personal de confianza.
Es interesante observar que frecuentemente la Liturgia de los domingos nos ofrece textos bíblicos del Antiguo Testamento que hacen relación o “apuntan” al trozo evangélico que se lee después. En este domingo vemos al profeta Isaías, varios cientos de años antes de Jesús, anunciando acontecimientos maravillosos, “tiempos mesiánicos” en los que “se abrirán los ojos de los ciegos, se destaparán los oídos de los sordos, los tullidos saltarán como ciervos”, y mucho más. Es el sentido de la historia que “apunta” a Jesús, principio, centro y final de nuestra historia. También en el Salmo se aprecia el poder, la misericordia y el amor de Dios.
Nosotros, los seguidores de Jesús, ¿por qué lo seguimos? Porque le creemos, porque queremos acompañarlo más de cerca, porque queremos aprender de Él, porque deseamos que muchos más nos unamos más a Él por la Fe y por las buenas obras. Es cierto que nosotros no somos todopderosos ni podemos hacer milagros como Él, pero no por eso nos vamos a cruzar de brazos: Algo podemos hacer; aunque no sea mucho, pero algo se puede, de acuerdo a nuestros carismas, nuestras cualidades, nuestras capacidades, nuestros estudios, nuestras técnicas… todo esto con el sello personalizado del amor, la misericordia, la compasión.
El Apóstol Santiago, en la segunda lectura bíblica de hoy pone el acento en una actitud justa, respetuosa, solidaria, misericordiosa que debe caracterizar al cristiano, seguidor y continuador de Jesucristo en el día a día.
¿Y yo, qué puedo hacer?
Las posibilidades son muchas. Tenemos las Obras de Misericordia, que nos presentan una serie de alternativas. Más de alguna queda a nuestro alcance. Repasémoslas.
Obras de Misericordia Corporales
Obras de Misericordia Espirituales
29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA
MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET
Ofrecemos la homilÃa que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)