Homilías

BANQUETE DE AMOR SOLIDARIO

Hoy, 18 de agosto, día de San Alberto Hurtado,

Chile lo celebra como el DÃA NACIONAL DE LA SOLIDARIDAD Las lecturas bíblicas de hoy nos hablan de dos banquetes: el de la Sabiduría y el de Jesús. La reflexión de hoy la tomaremos de un fiel amigo, ya fallecido, el Padre Juan Vicente Catret, que años atrás nos escribía así: “COMER LA VIDA Y PERMANECER EN ELLAâ€

Este domingo sigue en el evangelio de S. Juan con el “sermón eucarístico” de Jesús en la Sinagoga de Cafarnaúm, en el momento cumbre, cuando Jesús dice: “El que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él”. O sea que recibiendo la Eucaristía, es Jesús quien dentro de nosotros piensa, habla, trabaja, actúa y ama dentro de nosotros para afuera: hacia los demás, en la familia, amistad, trabajo y sociedad. Se trata de “comer la vida” y luego “permanecer en ella”. Por eso decía San Pablo: “mi vida es Cristo”...”Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí”. Se trata de una vida liberada del egoísmo. Si Descartes (1596-1650) dijo aquella célebre frase: “Cogito, ergo sum” (“pienso, luego existo”), la debemos corregir por: “amo vel amor, ergo sum” : (“amo o soy amado, luego existo”).

Comer a Dios es también el deseo secreto del hombre ávido de absoluto y de plenitud.

            La santa Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) en su libro: “Jesús, la Palabra para ser hablada”, dice:

            Jesús nos habla con ternura cuando se ofrece a los suyos en la santa comunión: Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. ¿Qué más podría darme mi Jesús, además que su carne como alimento? No, Dios no podría hacer más ni mostrarme un amor más grande.

            La santa comunión, como la palabra misma implica, es la unión íntima de Jesús con nuestra alma y nuestro cuerpo. Si queremos tener la vida y poseerla abundantemente, debemos vivir de la carne de nuestro Señor. Los santos lo comprendieron tan bien, que podían pasar horas preparándose y más todavía en acción de gracias. ¿Quién podría explicar esto? ¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios? ¡Qué incomprensibles son sus juicios, exclamaba Pablo, qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor?

            Cuando acogéis a Cristo en vuestro corazón después de partir el Pan vivo, acordaos de lo que nuestra Señora debió de sentir mientras el Espíritu Santo la envolvía con su sombra, y ella, que estaba llena de gracias, recibió el cuerpo de Cristo. El Espíritu estaba tan fuertemente en ella, que inmediatamente se levantó deprisa para ir y servir”.  JVC

¿Cuándo consideramos que alguien es SOLIDARIO? Consideramos que alguien es SOLIDARIO cuando lo vemos preocupado por la felicidad de los demás, dispuesto a compartir su tiempo y lo que sea necesario para ayudar en lo que otros necesiten. ¿Y qué vemos en Jesús en el episodio de hoy? Lo vemos que desea compartir con nosotros, lo máximo que quiere darnos: SU VIDA. No su vida para morir sino su vida para vivir. ¿Puede darse una mayor muestra de solidaridad?

San Alberto Hurtado, en el siglo pasado, quiso seguir a Jesús en su entrega total. Él decía: “Mi vida es mi Misa y mi Misa es mi vida”. Y era verdad. Y de allí, de la Eucaristía en la Misa, extraía las fuerzas que llenaban la plenitud de su vida apostólica. Así, Alberto se dio entero.

Y nosotros…

  1. ¿Hemos dejado que Jesús penetre en nuestras vidas hasta el punto de poder decir con san Pablo: “es Cristo quien vive en mí”?
  2. ¿Nos dejamos poseer por la Palabra de Dios y acogemos la Comunión con verdadero amor semejante al de Alberto Hurtado?
  3. ¿Dejamos que el Amor impregne nuestra vida ordinaria en el trato con las personas que nos rodean, tal como lo aconseja San Pablo a los Efesios en la segunda lectura de hoy?

 


Música

29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA

MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET

Ofrecemos la homilía que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)