Homilías
¿DE QUIÉN FUE LA INICIATIVA?
Cuarto Domingo de Adviento 2023-12-24
Esta pregunta puede surgir con buen ánimo y sana admiración. También puede salir con irritación o molestia. Vamos a atenernos a la primera alternativa. Se trata de algo bueno, algo que salió bien y dio buenos resultados. Entonces queremos saber de quién es el mérito para felicitarle, agradecerle e incluso, si es posible, darle un premio.
¿DE QUIÉN FUE LA INICIATIVA?
¿De quién es el mérito? ¿De quién fue la iniciativa?
En todas nuestras actividades, sean éstas laborales, relacionales o las que sean, nosotros tratamos de “hacer mérito” para que nos vaya bien. Queremos “merecer” el reconocimiento de los demás. Nos agrada cuando nos dicen “te lo mereciste”. Este sentimiento sin duda es muy legítimo, pero peligrosamente puede derivar en la vanidosa frase “me lo merezco”. La hemos escuchado ¿no es cierto?... o a veces la hemos pronunciado nosotros mismos. Para colmo, en las propagandas comerciales lo vemos o escuchamos machaconamente: “usted se merece esto o lo otro”.
Vamos ahora a la parte más espiritual. No es raro que buenos cristianos nos preocupemos de realizar buenas acciones o rezar devotas oraciones con el propósito de “hacer mérito” para el cielo. La intención es buena, pero no nos hemos dado cuenta que la iniciativa no es nuestra. Es el Espíritu Santo quien nos ha movido, aunque no nos hubiéramos dado cuenta. Así pues, si la iniciativa es de Dios, ¿dónde está nuestro mérito? La verdad es que nuestro mérito está en abrirnos a la iniciativa de Dios y dejar que Él actúe a través nuestro.
Así puedo decir honradamente: mis méritos son inmerecidos; son un regalo de Dios.
Ahora vamos a ver las lecturas bíblicas de este Cuarto Domingo de Adviento.
En la primera lectura, vemos al Rey David que ya ha tomado posesión de la ciudad de Jerusalén y le cuenta al Profeta que tiene la idea de construirle un Templo al Señor donde colocar el Arca de la Alianza con las tablas de la Ley que Dios le transmitió a Moisés. La iniciativa de David, al Profeta le parece bien, pero Dios le hace ver que no. En otras palabras, Dios le dice a David: “Tú me quieres construir una casa a Mí? Soy Yo el que te va a construir una casa a ti”.
Dios quiere dejar muy claro que es Él quien tiene la primera iniciativa. Después vendrá David, después vendrá Salomón… y así por generaciones hasta que el proyecto de Dios llegue a cumplirse plenamente en Jesucristo, el descendiente de David. Ésta es la casa prometida por Dios.
Dios se hace Hombre en la familia de David, no por los méritos de David sino por la propia iniciativa de Dios.
En el trozo del Evangelio de hoy vemos algo semejante y clarísimo: El misterio de la Encarnación no se produce por iniciativa de María, sino de Dios. Es Dios quien envía al Ángel. Es la Gracia, el Espíritu de Dios el que inunda a María. Es ella la que abre su corazón y acoge. Aquí está su mérito: en responder a la Gracia de Dios.
Estamos terminando el Tiempo Litúrgico del Adviento. Ya viene la Navidad. Es muy probable que con la mejor buena voluntad del mundo todavía estemos pensando en qué regalo me queda por comprar y qué cosa le voy a dar a tal o cual persona. Son nuestras iniciativas. Pero pensemos: ¿por qué no nos damos unos minutos de silencio no para pensar en nuestras ideas sino para dejar que el Señor tome su iniciativa y nos diga lo que Él espera de nosotros?
29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA
MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET
Ofrecemos la homilÃa que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)