Homilías
8 DE MARZO: DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA
SUBIR PARA BAJAR, desde Tokyo por el padre Juan Vicente Catret SJ
Titulo esta homilÃa: “Subir para bajarâ€, porque en la fiesta de la transfiguración del Señor nos encontramos a Jesús en la cima del monte Tabor con sus tres discÃpulos predilectos:
Pedro, Santiago y Juan, donde él se transfiguró ante ellos, apareciendo a la derecha e izquierda de Jesús: Moisés y Elías, como diciendo que finalizaba la Antigua Alianza, y con la muerte y resurrección de Jesús empezaba la Nueva Alianza, y luego se escuchó la voz del Padre diciendo: “Este es mi Hijo, escuchadle”. Pues bien, después de aquella fantástica visión, que llenó de gozo y estupor a los tres discípulos e hizo exclamar a Pedro: “Si quieres hagamos aquí tres tiendas: una para Tí, otra para Moisés y otra para Elías”, luego, los tres discípulos vieron al Jesús normal de todos los días que les dijo: “vamos a bajar del Monte”, y abajo les esperaba una multitud de gente y un padre con su hijo endemoniado o epiléptico.
Y para nosotros todo esto significa “subir” por la oración y contemplación, para luego “bajar” abajo donde nos espera el trabajo al servicio de la familia y de todos los prójimos que nos encontramos en la vida ordinaria.
San Efrén el Sirio (306-373) en sus “Opera omnia”, escribió:
“El Señor del Antiguo y del Nuevo Testamento”
En el momento de la Transfiguración, el testimonio que ha hado el Hijo ha sido, a la vez, sellado por la voz del Padre y por la de Moisés y Elías, que aparecen junto a Jesús como sus servidores. Los profetas miran a los apóstoles Pedro, Santiago y Juan; los apóstoles contemplan a los profetas. En un mismo lugar se encuentran los príncipes de la antigua alianza y los de la nueva.
El santo Moisés ha visto a Pedro, el santificado; el pastor escogido por el Padre ha visto al pastor escogido por el Hijo. En otro tiempo, el primero había abierto una brecha en el mar para que el pueblo de Dios pudiera pasar entre el oleaje; el segundo ha propuesto levantar una tienda para albergar a la Iglesia. El hombre virgen del Antiguo Testamento ha visto al hombre virgen del Nuevo: Elías ha podido ver a Juan. Aquel que ha sido subido a lo alto en un carro de fuego ha visto a aquel que ha reclinado su cabeza sobre el pecho del Fuego. Y así la montaña ha llegado a ser el símbolo de la iglesia: Jesús, en su cumbre, unifica los dos Testamento que esta Iglesia recoge, ha dado a conocer quién es el Señor tanto del Antiguo como del Nuevo.
Termino con una poesía del poeta santanderino Gerardo Diego, (1896-1987) titulada:
SALMO DE LA TRANSFIGURACIÓN
Transfigúrame.
Señor, transfigúrame.
Traspáseme tu rayo rosa y blanco.
Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla
en tu más alta catedral.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de Tí en tu gloria traspasado.
Quiero poder mirarte sin cegarme,
convertirme en tu luz, tu fuego altísimo
que arde de Tí y no quema ni consume.
¡Oh mi Jesús alzado sobre el trío
que cerraban susu ojos incapaces
de sostener tu Luz, tu Luz!
Y no cerrar mis párpados
como ellos los cerraban
con tu llaga de luz sustituyendote
en inconsútil túnica incesante,
y dentro Tú manando faz de Dios.
29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA
MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET
Ofrecemos la homilÃa que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)