Homilías
12 DE ENERO: EL BAUTISMO DEL SEÑOR
JUNTOS EN LAS MISMAS AGUAS, desde Tokyo por el Padre Juan Vicente Catret S.J.
Este domingo celebramos la fiesta del bautismo de Jesús por manos de San Juan bautista. Me gusta recordar la expresión de San Cirilo de Jerusalén que decÃa que Jesús “entró†en las aguas sucias del Jordán, para que nosotros por nuestro bautismo “saliéramos†de esas aguas sucias del pecado, pero que antes estuvimos “juntos en las mismas aguasâ€.
Es por ello que todos nosotros, por nuestro bautismo, que celebramos todos los años con el canto de “cumpleaños feliz”, gracias a Jesús nuestro Señor, nos convertimos en “hijos de Dios por adopción”. El bautismo nos infunde la fe cristiana. Hoy es una fecha ideal para agradecer a Dios el habernos hecho bautizar en un clima creyente.
Otro aspecto positivo del bautismo es su condición de puerta de la Iglesia. El sacramento bautismal nos introduce en el seno del Pueblo de Dios. Hoy es buena ocasión de dar gracias a Dios por pertenecer a la gran familia de Jesús.
Nos dice el evangelio que “vino una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo, el amado, el predilecto”. Esta frase nos da a nosotros nuestra “identidad”. No somos lo que hacemos, tampoco lo que poseemos, ni lo que los demás piensan de nosotros, sino que somos en Jesús “los amados, predilectos de Dios Padre”.
La liturgia de esta fiesta relaciona el bautismo de Jesús con las palabras de Dios en Isaías: “Sobre El he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones...Promoverá fielmente la justicia, no vacilará para implantar el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Estas palabras nos indican claramente que el bautismo no es un acto de espiritualidad privada, sino una exigencia de acción social. El bautizado debe buscar la justicia en la sociedad. El estilo de Jesús inaugurado en su bautismo es un servicio de ayuda a los demás, hecho de mansedumbre y comprensión. También los bautizados debemos luchar por los derechos humanos como servidores fuertes, sí, pero pacíficos.
San Cromacio de Aquileya, Padre de la Iglesia del siglo cuarto, en un sermón predicó:
“El bautismo de Cristo en el Jordán nos abre el Cielo”
“En este día, nuestro Señor y salvador fue bautizado por Juan en el Jordán; no era una solemnidad corriente, sino grande y muy grande. Porque nuestro Señor se dignó recibir el bautismo, vino el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma y se oyó la voz del Padre que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco”.
¡Qué gran Misterio es este bautismo celestial! El Padre se hace oír desde los cielos, el Hijo aparece en la tierra, el Espíritu Santo se muestra en forma de paloma. No hay, en efecto, verdadero bautismo ni verdadera remisión de pecados donde no está la verdad de la Trinidad, y la remisión de los pecados no puede hacerse donde no se cree en la Trinidad perfecta.
El bautismo que da la Iglesia es el único verdadero; no se administra más que una vez. Cualquiera que se bautiza una sola vez, queda puro y renovado; puro porque se ha desembarazado de la mancha de los pecados; renovado, porque resucita a una vida nueva después de haberse desembarazado de la vejez del pecado. Porque este baño del bautisma vuelve al hombre más blanco que la nieve, no en la piel de su cuerpo, sino en el esplendor de su espíritu y en la pureza de su alma.
Así pues, los cielos se abrieron cuando el bautismo del Señor, para mostrar que, por el baño del nuevo nacimiento, el Reino de los Cielos se abría a los creyentes: Si no se renace del agua y del Espíritu Santo, no se entrará en el Reino de los cielos. Entra, pues, en él quien renace y no descuida conservar la gracia de su bautismo.”
Termino con una poesía de José de Valdivieso (1565-1638) titulada:
Mas, ¿por qué se ha de lavar?
Mas, ¿por qué se ha de lavar
el Autor de la limpieza?
Porque el bautismo hoy empieza,
y él lo va a inaugurar.
Juan es gracia y tiene tantas,
que confiesa el mundo de él
que hombre no nació mayor
ni delante de después,
Y para que hubiera alguno
mayor que él, fue menester
que viniera a hacerse hombre
la Palabra que Dios es.
Esta Palabra hecha carne
que ahora Juan tiene a sus pies,
esperando que la lave
sin haber hecho por qué.
Y se rompe todo el cielo,
y entre las nubes se ve
una paloma que viene
a posarse sobre él.
Y se oye la voz del Padre
que grita: “Tratadlo bien;
escuchadle, es el Maestro,
mi hijo querido es”.
Y así Juan, al mismo tiempo,
vio a Dios en persona tres,
voz y paloma en los cielos,
y al verbo eterno a sus pies.
j.v.c.
29 DE DICIEMBRE: SAGRADA FAMILIA
MODELO DE LA FAMILIA DE NAZARET
Ofrecemos la homilÃa que años atrás nos envió nuestro amigo Juan Vicente Catret SJ (QEPD)